Las alfombras rojas y los eventos de Hollywood ya no son -ni serán- las que eran. Si hasta hace muy poco tiempo los ídolos de los imberbes, ahora llamados millennials, eran las estrellas de las series de televisión o los actores de Hollywood, ahora las nuevas generaciones idolatran a youtubers, bloggers o instagrammers, la nueva generación de influyentes.
No lo decimos nosotros. Estudios del que ya os hemos hablado, como el de DEFY Media, muestran este cambio de tendencia. Sin embargo el asunto empieza a ser visible ahora que hasta los propios organizadores de eventos tiran de estas nuevas celebrities para llamar la atención de los más jóvenes.
Hace poco más de un mes, Disney, propietaria de la productora Marvel, eligió para el estreno de ‘Avengers: Age of Ultron’ que el encargado de condudir las entrevistas sobre la alfombra roja sería Reid Jones, un joven de tan solo 16 años que se ha convertido en la sensación online por los posts que escribe, muchas veces en pijama y desde su propia casa, en Movipilot, donde sus artículos han sido vistos por millones de jóvenes de entre 18 y 25 años, el target de películas como esta.
Ante este cambio de paradigma, parece que la industria del cine también ha empezado a darse cuenta de la importancia de dar voz a estos nuevos influyentes que están ocupando sitios hasta ahora reservados a otro tipo de periodistas. “Cuando quieres llegar a la gente joven tienes que estar donde están las autoridades sobre su cultura están”, ha asegurado a este respecto Angela Courtin, CMO de Relativity Media, los estudios que también han invertido en la saga ‘Fast & Furious’. “estos referentes para los jóvenes ya no están en el New York Times o en LosAngeles Times. Ahora están en Youtube, Snapchat, Instagram o Vine”, añade esta marketera.
El caso de Jones es el más reciente, pero no el único. El mundo de la moda lleva ya años rendido a estos nuevos perfiles de influyentes 2.0. De hecho, muchas de las que hasta ahora eran grandes referentes en el sector fueron desbancadas de las primeras filas para que éstas estuvieran ocupadas por las bloggers como Ciara Ferragni o Leandre Medine, alter ego de The Man Repeller.
Y aunque los blogs de moda siguen teniendo mucho tirón, ahora el último fenómeno son los instagramers o egostagramers, perfiles al alza y de los que ya os hemos hablado en un post anterior. Uno de los casos más recientes es Josh Ostrovsky, The Fat Jewish o The Fat Jew es su alter ego en Instagram. Se trata de un joven estadounidense de 31 años que se ha convertido en toda una celebridad en los medios sociales por compartir memes de todo tipo en la cuenta de la popular aplicación fotográfica, donde a diario siguen sus andanzas nada menos que 4,5 millones de seguidores.
Sin embargo, su fama ya ha dejado ser cosa solo de los medios sociales. Ayer mismo, sin ir más lejos, este judío con algo de sobrepeso fue una de las celebridades que fue invitada a pasearse por delante del photocall de la gala CFDA –el Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos-, considerado uno de los eventos más top del año en Estados Unidos.
Su presencia no pasó inadvertida en los medios y tampoco, obviamente en su canal de Instagram, donde ha recibido más de 4.000 comentarios de sus seguidores alabando y dándole la enhorabuena por tal ‘hazaña’.
En el tono sarcástico al que nos tiene acostumbrados, el joven describió de una manera muy divertida su look, compuesto por pantalón corto, chaqueta, camiseta sin mangas y en el que destacaba el bolso de Louis Vuitton y una botella de vino rosado que ha lanzado y que promociona siempre que puede.
Lo curioso no es el autobombo de su cuenta en Instagram, sino que la propia CFDA también le menciona e incluye uno de sus momentos más divertidos de la gala en el que aparece junto a una modelo y junto al diseñador Alexander Wang, que aparece incluso besándole en la mejilla.
Los medios también se hacen eco de la presencia de esta celebrity. De hecho, el Huffington Post va más allá y dice que nos olvidemos de Kim Kardashian, que el gran protagonista de la noche fue este joven de aspecto desaliñado y trenza ‘unicornio’ –‘hairerection’ lo ha bautizado él mismo-.
Style.com, uno de los medios de referencia del sector fashionista también le dedica un artículo en su web. En el artículo aseguran que los propios diseñadores y las celebridades le paraban para hacerse una foto con él.
Sin embargo su presencia en estos galardones tenía, además, más enjundia de lo que parece. Y es que Instagram ha sido reconocida este año por el Consejo de Diseñadores como el Medio del Año por su poder como escaparate para un sector que, como ya hemos contado en otro post, cada vez recurre más a esta popular aplicación fotográfica. De hecho, el diseñador Zac Posen, ha llevado su uso de las redes sociales a un plano más tangible. La foto que tomó en uno de sus viajes ha servido de inspiración para una de sus colecciones.
Pero volviendo al fenómeno ‘Fat Jew’, aunque su última aparición pública ha sido la de los que están considerados como los Oscar de la moda no es la primera vez, ni mucho menos, que es invitado a un evento de estas características. Ya en 2013 tuvo su momento de gloria en el Festival de Música Coachella. Ese mismo año, Stella Artois le mandó a Cannes, otro de los puntos más calientes del mundo por su archiconocido y glamouroso festival de cine.
Es difícil poner fecha al momento en el que Fat Jew se convirtió en el fenómeno que es hoy en día. Quizá fue el artículo que le dedicó el New York Times lo que le catapultó a la fama, aunque él ya había empezado a ser él mismo muchísimo antes. Sus primeros pinitos fueron como miembro del grupo de rap Team Facelift, aunque él poco a poco se fue alejando para comenzar a volar solo. Empezó un programa pequeñito en E!, donde entrevistaba a celebrities.
Sin embargo, fue un vídeo en el que enseñaba a un grupo de homeless a utilizar el servicio de bicis de la ciudad de Nueva York como si de bicis estáticas de gimnasio lo que le convirtió en un fenómeno viral.
Su fama fue in crescendo y aunque no dejó sus fotos y gracias en Instagram, firmó un contrato para Amazon y para Comedy Central. Ahora espera la publicación de su primer libro mientras hace dinero a base de colaborar con las marcas, algo que también promociona en su canal de Instagram. Una de las más populares en los últimos meses fue esta en la que, patrocinada por Craftsman, les agradecía haberle mandado este bowl tamaño bañera para disfrutar de la Super Bowl, el espectáculo más seguido y que más dinero mueve en el mundo de la publicidad.
Aunque es uno de los más mediáticos y recientes, el caso de Ostrovosky no es más que el ejemplo de cómo muchos de estos personajes influyentes están sacando rentabilidad al hecho de saber llegar a su audiencia por su hilaridad, espontaneidad, humor, expertise u originalidad. Katie Couric, una de las periodistas más conocidas de Estados Unidos ha sido una de las últimas en rendirse ante este fenómeno 2.0.
Las marcas recurren a estos nuevos perfiles de influyentes porque, al contrario que ellas, sí hablan el mismo lenguaje que los consumidores más jóvenes
Ante este cambio de perfil de ídolos en el mundo millennial, la generación de consumidores mas grande en muy poco tiempo, a la vista está que las marcas han empezado a darse cuenta en la importancia de este nuevo perfil de evangelizadores que, al contrario de muchas de ellas, sí saben hablar el mismo idioma que los consumidores.
Para ir terminando, lo que Fat Jewish o Reid Jones representan es este cambio de paradigma al que se enfrentan las empresas y donde el trabajo con los influencers ha pasado de ser una tendencia fugaz a ser una prioridad para muchos departamentos de marketing que no quieren quedarse mirando al toro los beneficios desde la barrera. Pero como en todas las tendencias, es importante que recordemos que por estar de moda, por tener mucha visibilidad y por la gran cantidad de campañas que recurren a estos nuevos perfiles de influyentes, no todo vale.
Pero, al igual que otras disciplinas dentro de la mercadotecnia, el marketing de influencers también requiere de una estrategia, de un control y de unos profesionales cualificados para desarrollar este tipo de programas en los que el prescriptor es solo una herramienta de las muchas que hay que poner en marcha para conseguir los objetivos que buscamos. Solo así profesionalizaremos un sector que, a la vista está, está generando muy buenos y llamativos resultados.
Foto 1: L.A Times
Fotos Instagram: The Fat Jewish & CFDA
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